domingo, 30 de octubre de 2011

esperanzas

En cierto modo, la comprensión de que no había nada que esperar tuvo un efecto saludable para mí. Durante semanas y meses, años, toda mi vida, de hecho, había estado esperando que algo ocurriera, algún acontecimiento extrínseco que transformase mi vida y en aquel momento, inspirado por la absoluta desesperanza de todo, me sentí de pronto aliviado, sentí como si me hubieran quitado un gran peso de encima. Al amanecer, me separé del joven hindú tras haberle sacado unos francos, los suficientes para pagar una habitación. Mientras caminaba hacia Montparnasse, decidí dejarme llevar por la corriente, no oponer la menor resistencia al destino, como quiera que se presentase. Nada de lo que me había ocurrido hasta entonces había bastado para destruirme; nada había quedado destruido, salvo mis falsas ilusiones. Yo estaba intacto.

Trópico de Cáncer -Henry Miller-

sábado, 22 de octubre de 2011

venceréis

Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito: <<¡Viva la muerte!>> y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero, desgraciadamente, en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor.

Llegado Unamuno a este punto, Millán Astray ya no pudo contener su ira por más tiempo. <<¡Muera la inteligencia!¡Viva la muerte!>>, gritó a pleno pulmón. Falangistas y militares echaron mano a sus pistolas y hasta el escolta del general apuntó su subfusil a la cabeza de Unamuno, lo que no impidió que éste terminara su intervención en tono desafiante:

Este es el templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaríais algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España.

Antony Beevor -La guerra civil española-

domingo, 16 de octubre de 2011

el último libro

No tengo dinero ni recursos ni esperanzas. Soy el hombre más feliz del mundo. Hace un año, hace seis meses, pensaba que era un artista. Ya no lo pienso, lo soy. Todo lo que era literatura se ha desprendido de mí. Ya no hay más libros por escribir, gracias a Dios.
Entonces, ¿esto? Esto no es un libro. Es un libelo, una calumnia, una difamación. No es un libro, en el sentido ordinario de la palabra. No, es un insulto prolongado, un escupitajo a la cara del arte, una patada en el culo a Dios, al hombre, al destino, al tiempo, al amor, a la belleza...a lo que os parezca. Voy a cantar para vosotros, desentonando un poco tal vez, pero voy a cantar. Cantaré mientras la diñáis, bailaré sobre vuestro inmundo cadáver...
Para cantar, primero hay que abrir la boca. Hay que tener dos pulmones y saber un poco de música. No es necesario tener acordeón ni guitarra. Lo esencial es querer cantar. Así pues, esto es una canción, estoy cantando.

Henry Miller, Trópico de Cáncer

domingo, 9 de octubre de 2011

REVIEW - Demonio de libro (Clive Barker)

Bien. Comienza muy flojo pero va remontando hasta convertirse en un experimento que en las últimas páginas te muestra algunos de los detalles que han hecho tan grande a este autor. No está a la altura de otras de sus obras pero aun así acaba dejando un buen sabor de boca. Interesante

sábado, 8 de octubre de 2011

equilibrio

Yo no lo vi, claro, porque estaba demasiado ocupado sintiendo lástima de mí mismo, pensando que era el único en el mundo que había amado y odiado a alguien a un tiempo. Hasta el episodio en el taller de Gutemberg no caí en la cuenta de que la contradicción que hacía que mi corazón y mi cabeza rugieran y centellearan estaba patente en todas las acciones del mundo.

Demonio de libro - Clive Barker

sábado, 1 de octubre de 2011

REVIEW - El dueño del secreto (Antonio Muñoz Molina)

Mal. Igual de flojo que el anterior pero sin la excusa del descanso tras El jinete polaco. Soso y aburrido con un leve destello de su forma de escribir en las dos últimas páginas. Insuficiente