lunes, 26 de diciembre de 2011

dichosos artistas

Yo pensaba en Joachim...
Pero, ¿qué pensaba en realidad?
Me limitaba a estar despierto.
Sólo nuestro amigo arqueólogo hablaba sin cesar y si uno se tomaba la molestia de escucharle, incluso encontraba interesante lo que decía; hablaba de los toltecas, lo zapotecas y los aztecas que, si bien construyeron templos, no conocían la rueda. Venía de Boston y era músico. De vez en cuando me alteraba los nervios como todos los artistas que se consideran unos seres superiores o inferiores sólo porque no saben lo que es la electricidad.
Finalmente también me quedé dormido.

Homo Faber, Max Frisch

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