sábado, 17 de noviembre de 2012

estos vascos....

-¿Le parece a usted inverosímil lo que ha hecho Jenara? -le dije.
-No me parece inverosímil -repuso-. Eso puede caber en su carácter. Una extravagancia, que en otra sería increíble, es en ella natural.
-Entonces, ya se han disipado las dudas.
-No señor; al contrario.
-¿No cree usted lo que he dicho?
-Lo creo: a quien no creo es a ella; es decir, tengo la convicción de que mi mujer le engañó a usted haciéndole creer toda esa comedia de Salvador Monsalud y la conspiración y los alguaciles. El infame jurado no ha intervenido para nada en este asunto. ¡Farsa, pura farsa!
-Yo tengo pruebas de que Jenara no me engaña.
-¡Farsa, pura farsa!

Traté de convencerle, refiriéndole la frustrada captura de su enemigo y dándole datos y razones de gran peso; pero no era posible vencer la tenacidad de aquel pensamiento, al cual se adaptaban las ideas con invencible cohesión. Era vascongado.

La segunda casaca, capítulo XIX, Benito Pérez Galdós

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