viernes, 14 de diciembre de 2012

ser español

La sesión terminó alegremente entre las alegres endechas del himno, que sonaban bajo las bóvedas de la fortaleza:
        Es en vano calumnie la envidia
        al caudillo que adora el ibero;
        hasta el borde del hondo sepulcro
        nuestro grito será: ¡viva Riego!

El lector no será español si no recuerda al punto la música.

El grande Oriente, capítulo XIX, Benito Pérez Galdós

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