domingo, 3 de abril de 2011

la primavera

El silencioso y fresco jardín estaba cubierto de oscuras y quietas sombras. En algún lugar lejano, muy lejano, probablemente más allá de la ciudad, se oía el croar de las ranas. ¡El mes de mayo, el maravilloso mes de mayo se percibía en el aire! Se respiraba a pleno pulmón y daban ganas de pensar que lejos de allí, en otro lugar, bajo el cielo, por encima de los árboles, lejos de la ciudad, en los campos y bosques, se desarrollaba la vida primaveral, misteriosa, bella, opulenta y sagrada, inasequible a la comprensión del hombre, débil y pecaminosa. También se sentían deseos de llorar.

La novia, Antón Chéjov

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