martes, 10 de mayo de 2011

el autor

-Es un estafador y un espía. Era un cura católico, y lo redujeron a seglar porque hizo cosas válgame la expresión, poco limpias con los chiquillos; y esto sí que es una pésima recomendación porque...santo Dios, ya se sabe que el hombre es débil, pero si eres un sacerdote tienes el deber de mantener cierto decoro. Como toda respuesta se ha convertido en monje ortodoxo... Conozco ya bastante a la Santa Rusia para afirmar que en esos monasterios, tan alejados del mundo, ancianos y novicios se vinculan con un recíproco afecto...¿cómo decirlo?...fraterno. Ahora que no soy un intrigante u no me intereso por asuntos ajenos. Lo único que sé es que vuestro Lutostanski ha recibido una montaña de dinero del gobierno ruso para contar historias sobre los sacrificios humanos de los judíos, la consabida historia del asesinato ritual de los niños cristianos. Como si él a los niños los tratara menor. En fin, corren voces de que se ha acercado a ciertos ambientes judíos diciendo que por determinada suma renegaría de todo lo que había publicado. Imaginaos si los judíos aflojan el dinero. No, no es un personaje creíble.
Luego añadió:
-Ah, se me olvidaba. Es sifilítico.
Siempre me han dicho que los grandes narradores se describen siempre en sus personajes.

El cementerio de Praga, Umberto Eco

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