sábado, 3 de mayo de 2014

Metal Gear (PC) -Análisis-

Me encantan las deudas históricas, lo sabéis, y no hay nada que me emocione más que embarcarme en un gran proyecto que prometa años de sacrificios y recompensas infinitas. Lo he hecho en literatura con la saga fundación de Asimov, con la saga Final Fantasy, y ahora le toca el turno con una de las sagas más míticas de los videojuegos y que yo jamás he tocado: Metal Gear.


Admito que este es un análisis realmente complicado ya que la primera entrega de la serie aparece a finales de los 80 en MSX y las limitaciones técnicas son aplastantes. Voy a intentar explicar cómo se juega, lo que se siente, y asentar las bases para una serie de análisis incrementales que vayan mostrando la evolución de la saga a lo largo de los años. ¿Os parece pretencioso? Lo es, pero tengo que hacerlo: he pasado demasiados años fuera de este mundo y tengo lagunas intolerables en la cultura del videojuego que no puedo seguir obviando. Es hora de Metal Gear, comienza la infiltración.

El juego nos pone en la piel de Solid Snake, un agente de FOXHOUND que se infiltra en la base Outer heaven para destruir el Metal Gear, una especie de androide capaz de destruir todo lo que pille. El argumento no es nada especial...por ahora. Aparece Big Boss como jefazo y ya da muestras de que la historia puede tener su aquel, pero poco más. Tampoco es que se pueda hacer mucho en un juego de cuatro horas de duración y sin apenas diálogos, pero al menos parece que lo intenta. Quién sabe de lo que será capaz en futuras entregas. Espero que merezca la pena porque es precisamente por lo que lo juego, pero por ahora, poca cosa.


A nivel técnico tened en cuenta que es un juego de msx. Cada pantalla es estática, y al tocar el borde se carga la siguiente, todas con unos pixelacos como puños. La música no está del todo mal, con un par de melodías resultonas y que se te quedan  grabadas, puro old-school. La jugabilidad consiste en ir dando vueltas por el mapeado consiguiendo objetos que abren nuevas puertas que abren nuevas zonas, hasta llegar al final. Entre medias hay enemigos que tienen una línea de visión horizontal hacia delante, y que en caso de detectarte se pondrán a dispararte como cosacos. Lo de la línea es literal, mientras no estés en su misma horizontal puedes estar a su lado que ni se enteran, aunque en la habitación no haya nada que interrumpa la visión. La detección además desaparece al tocar el borde de la pantalla, en casi todos los casos. Aparte de todas estas limitaciones técnicas que permiten que simplemente vayas corriendo y listo, más que infiltrarte, se da el hecho de que los objetos se reinician al salir de la habitación, con lo que puedes rellenar el inventario en un momento.



Independientemente de todas estas cositas que había que sufrir con un juego de aquella época hay que reconocer que el juego tiene su aquel. Es un poco duro al principio hasta que te haces un poco a la forma de jugar tan diferente, pero luego es entretenido. La experiencia no está del todo mal como algo exótico que probar hoy día, sobre todo si forma parte de un contexto mucho mayor como el del universo metal gear, pero aislada la verdad que no la veo. Creo que tienes que estar muy enamorado para disfrutar de juegos así exclusivamente. Las limitaciones técnicas de la época no es excusa para no decir que la inmersión es nula, que la experiencia es engorrosa y hasta ridícula, y que de no ser por ese no se qué que tiene, no durarías ni una tarde con él, sobre todo con las alternativas que tenemos hoy día.

A pesar de todo, me gustaría contextualizarlo. Es un buen juego para la época, y no me extraña que diera lugar más adelante a todo lo demás, pero no llega a los estándares de hoy día. Hay que verlo por tanto como el primer intento que sentó las bases y las rutinas de todo el universo, al igual que el primer final fantasy creó una base sobre la que añadir y refinar contenido en épocas posteriores. Solo si lo vemos así podemos entender que una puntuación tan baja deje tan buen sabor de boca y mantenga la ilusión por cumplir con el objetivo: jugar todo Metal Gear.

Puntuación: 2.5

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