viernes, 31 de mayo de 2013

Pues venga, no lo dudes


-Lo mismo creo, mi General... Y aquí me tiene usted sin vocación ninguna, pues todas las he perdido, y con toda verdad le digo que no sé adónde han ido a parar. No tengo más que un deseo: el descanso. Y vuecencia me dirá: «¿Cómo puede estar cansado quien nada ha hecho?» Respondo que se cansa uno del tráfago del pensamiento tanto como de las acciones repetidas, obra del cuerpo y la voluntad. Se cansa uno de pensar lo que no hace, como se cansa de hacer las cosas pensadas por sí mismo o por otros. Yo soy hombre concluido. En cortos años, mi vida ha sido muy larga.

Zumalacárregui, capítulo XXXII, Benito Pérez Galdós

jueves, 30 de mayo de 2013

Review - The Second Foundation (Isaac Asimov)

Good. The final book of the original trilogy. It is a nice story, coherent, surprising and with a good rythm. Far better than the slow and boring deductive dialogs the saga would turn into in the next books. In a time when sci-fi was men shooting martians, these books meant a revolution. Today the ain't that surprising but still add something to the genre. 

Recommended. Rate: 5.5

miércoles, 29 de mayo de 2013

Pero es que así no es divertido


«Óiganme, señores míos, y si quieren hacerme caso, bien, y si no, también. Yo les digo que la guerra es pecado, el pecado mayor que se puede cometer, y que el lugar más terrible de los infiernos está señalado para los Generales que mandan tropas, para los armeros que fabrican espadas o fusiles, y para todos, todos los que llevan a los hombres a ese matadero con reglas. La gloria militar es la aureola de fuego con que el Demonio adorna su cabeza. El que guerrea se condena, y no le vale decir que guerrea por la religión, pues la religión no necesita que nadie ande a trastazos por ella. ¿Es santa, es divina? Luego no entra con las espadas. La sangre que había que derramar por la verdad, ya la derramó Cristo, y era su sangre, no la de sus enemigos. ¿Quién es ese que llaman el enemigo? Pues es otro como yo mismo, el prójimo. No hay más enemigo que Satanás, y contra ése deben ir todos los tiros, y los tiros que a éste le matan son nuestras buenas ideas, nuestras buenas acciones».

Zumalacárregui, capítulo XII, Benito Pérez Galdós

lunes, 27 de mayo de 2013

Review - Un faccioso más y algunos frailes menos (Benito Pérez Galdós)

Regular. El final de la segunda serie que prometía cerrar las historias de cada personaje y poner punto y final a esa etapa de la historia de España. En la realidad los personajes son acabados de forma rápida y breve, sin la carga emocional que sí existió en el anterior libro o en la anterior serie; y la historia no acaba sino que se queda en mitad de la primera guerra carlista, en su auge. No deja un gran sabor de boca y a pesar de ser una serie más costumbrista e interesante, no logra ese punto de emotividad o de épica que se esperaba tras diez libros. Ligeramente decepcionante. Puntuación: 5

viernes, 24 de mayo de 2013

Debemos matar a los malos porque matan

-No, señor; eso me ocurrió el primer día; después, no. Ante todo, quiero que me dé usted su opinión sobre un punto que creo elemental, y que desde anoche me sugiere angustiosas dudas. Yo pregunto: ¿Dios autoriza las guerras? ¿Dios puede tomar partido por uno de los combatientes, amparándole contra el otro, o abomina por igual de todos los que derraman sangre humana?
-Amigo mío, Dios ha de mirar mejor a los que defienden sus derechos.
-¡Los derechos de Dios!, ¿qué es eso?
-Hombre, la fe... Me parece que esto es claro. Quiero decir que entre dos que luchan, Dios ensalzará al que le adora y hundirá al que le escarnece. Paréceme que de esto hay elocuentes ejemplos en la Historia sagrada y profana.
-No acabo de convencerme, señor mío... Dios ha dicho: «No matar».
-Sí; pero distingamos: salen dos grupos de hombres, uno que defiende la verdad y la justicia, otro que patrocina el error y el pecado. Cruzan las espadas. Dios ha dicho: «No matéis»; pero...
-¿Pero qué?
-Digo que es forzoso impedir, como se pueda, que el mal impere sobre la tierra
-Y esto sólo se consigue matando.
-Justo.

Zumalacárregui, capítulo VII, Benito Pérez Galdós

domingo, 19 de mayo de 2013

Honradez


Mientras su favor me dure, yo no he de pecar de ingrato ni de perezoso. Este es el único poderoso de la tierra, cuya munificencia no tiene límites y cuyos dones se pueden admitir siempre sin ofensa del decoro, porque es el único que sabe y puede ser Mecenas en los tiempos que corren. Cuando el favor desmaye y observe yo en el inmenso semblante asomos de ceño o de cansancio, me dejaré caer poco a poco del lado de la oscuridad, hasta quitarme de en medio completamente, siempre con la debida reverencia.

Un faccioso más y algunos frailes menos, capítulo XXXI. Benito Pérez Galdós

sábado, 18 de mayo de 2013

Does that Plan come from Plato's Republic?


- In all the known history of Mankind, advances have been made primarily in physical technology; in the capacity of handling the inanimate world about man. Control of self and society has been left to chance or to the vague gropings of intuitive ethical systems based on inspiration and emotion. As a result, no culture of greater stability than about fifty-five percent has ever existed, and these only as the result of great misery.
- And why is the orientation we speak of a non-spontaneous one?
- Because a large minority of human beings are mentally equipped to take part in the advance of physical science, and all receive the crude and visible benefits. Only a significant minority, however, are inherently able to lead man through the greater involvements of Mental Science; and the benefits derived therefrom, while longer lasting, are more subtle and less apparent. Furthermore, since such an orientation would lead to the development of a benevolent dictatorships of the mentally best - virtually a higher sub-division of man - it would be resented and could not be stable without the application of a force which would depress the rest of humanity to brute level. Such a development is repugnant to us and must be avoided.
- What the is the solution?
- The solution is the Seldon Plan.

The Second Foundation, Isaac Asimov

viernes, 10 de mayo de 2013

Algún día. Hoy no

-Los días mejores -dijo señalando con su bastón el horizonte-, están aún tan lejos que seguramente ni usted ni yo los veremos. La reforma es lenta, porque el mal es grave y profundo, y sólo se ha de curar trabajándose a sí mismo. Pienso vivir alejado de toda acción política. Estoy abrumado de experiencias; he visto mucho; cumplí mi misión. Hay mil caminos abiertos por donde pueden lanzarse los hombres nuevos. Los que no lo son, deben quedarse a un lado mirando y viviendo. Mi ideal está lejos. El tiempo le tiene tan guardado aún, que no se le vislumbra aquí por ninguna parte. Pero vendrá, y aunque no hemos de ver esa realidad, digna de ser admirada, desde aquí nos consuela el penetrar con el pensamiento en un porvenir oscuro, y contemplar las hermosas novedades de la España de nuestros nietos. En tanto, no puedo tener entusiasmo como usted, porque no creo en el presente. Me parece que asisto a una mala comedia. Ni aplaudo ni silbo. Callo, y quizás me duermo en mi luneta. No tengo que soñar en mi felicidad doméstica, que es ya un hecho positivo; soñaré con ese porvenir lejano de nuestra patria, con ese tiempo, querido amigo mío, en que la mayoría de los españoles se reirá de la angelical inocencia política de usted.


Un faccioso más y algunos frailes menos, capítulo XXX. Benito Pérez Galdós

jueves, 9 de mayo de 2013

Review - Los apostólicos (Benito Pérez Galdós)

Bien. Aunque renqueante en ritmo, el libro tiene uno de los momentos con mayor carga sentimental de toda la serie. Curiosamente el final no es sino una pequeña introducción al siguiente. Libro extraño pero un poco más interesante que el resto. Puntuación 5.5

miércoles, 8 de mayo de 2013

Cuando el río suena...

Doña Hermenegilda, que así se llamaba la dueña, era viuda de un guarda-montes de la Borunda y había tenido siete hijos, de los cuales, a excepción del más pequeño, que emigró a las Américas, no quedaba ninguno por haberlos absorbido todos sucesivamente las distintas guerras de la Península, desde la famosa de la Independencia hasta la de los agraviados en Cataluña. Tan guerreros eran, que en los pequeños claros o intervalos de paz, ninguno supo hacer cosa de provecho, y la poca hacienda que tenían fue pasando a los prestamistas, disolviéndose toda en comilonas, timbas, inútiles viajes, cacerías y compras de armas para camorras. De esto y del desastroso fin de todos ellos, nació en Doña Hermenegilda un aborrecimiento tan vivo de las guerras, que no se le podía mentar nada de lo tocante al fiero Marte y su culto sangriento. Ella decía que una nación de cobardes sería la más feliz y próspera del mundo, y cuando le objetaban que esa nación no sería dueña de sí misma porque la esclavizaría cualquier conquistador extraño, respondía que su bello ideal era que todas las naciones del mundo fueran igualmente cobardes, para que resultara un globo terráqueo poblado en absoluto de seres prudentes. Doña Hermenegilda no era navarra.


Un faccioso más y algunos frailes menos, capítulo XX. Benito Pérez Galdós

martes, 7 de mayo de 2013

Siempre hay alguien que ya ha expresado lo que sientes mil veces mejor que tú

-Cuando el hombre se enamora desde su niñez de ciertas ideas, o sea de lo que llamamos ideales... no sé si me entiendes... y se lanza a trabajar en ellos, se crea una vida artificial. Las ambiciones, la sed de gloria y el afán de todos los días la forman. Así pasa el tiempo y así consume el hombre las fuerzas de su alma en un combate con fantasmas. Cuando hay éxito, querida hermanita, cuando Dios dispone las cosas para que determinados hombres en determinados países sean instrumento de planes providenciales, entonces la vida que he llamado artificial puede dejar de serlo, mudándose en realidad hermosa. Pero cuando no hay éxito, cuando después de mucho desvarío hallamos que todo es quimera, sea por el tiempo, por el lugar o porque realmente no valemos para maldita de Dios la cosa, resulta uno de estos dos fenómenos: o la desesperación o el recogimiento y el deseo de la vida vulgar, tranquila, compartida entre los afectos comunes y los deberes fáciles. Yo he querido optar por lo segundo, que es más natural. Un poeta hablando de estas cosas dijo: Es como una encina plantada en un vaso, la encina crece y el vaso se rompe. Yo creo que en la generalidad de los casos hay que decir: El vaso es muy duro y la encina se seca, y este es el caso mío, querida.

Los apostólicos, capítulo XXVIII, Benito Pérez Galdós.

lunes, 6 de mayo de 2013

Cosas de las convenciones


No queda duda alguna de que la hermosa dama, al oírle hablar tenía en su alma eso que no se puede designar sino diciendo que estaba agobiada bajo un formidable peso. Claramente decían sus ojos que tras de la fórmula artificiosa y vana que articulaban los labios, había una reserva de palabras verdaderas que al menor descuido de la voluntad saldrían en torrente diciendo lo que ellas solas sabían decir. Que se echara fuera, por capricho o audacia, una palabra sola y las demás saldrían vibrando con el sentimiento que las nutría. Por un instante se habría creído que el volcán (demos al fenómeno referido su nombre platónico convencional) llegaba al momento supino de la erupción echando fuera su lava y su humo. Salvador tembló al ver con cuánto afán, digno de mejor motivo, contaba la señora las varillas de su abanico, pasándolas entre los dedos cual si fueran cuentas de rosario, y mirándolo y remirándolo como si él también hablase. Después la dama alzó los ojos que tenía empañados, cual si fluctuara sobre aquel cielo azul la niebla del lloriqueo, y echando sobre su amigo una mirada que era más bien explosión de miradas, desplegó los labios, empezó una sílaba y se la tragó en seguida juntamente con otras muchas, que estaban entre los lindos dientes esperando vez. La señora se sometió a sí misma con formidable tiranía y en vez de aquello que iba a decir no dijo más que esto:-Hoy me han regalado una cesta de albaricoques.

Los apostólicos, capítulo XXVII, Benito Pérez Galdós

sábado, 4 de mayo de 2013

Sleeping Dogs (PS3) -Análisis-


Todos conocemos la saga GTA, incuestionable en calidad y sin duda alguna la mejor opción en el género de los sandbox que existe en la actualidad. Sin embargo eso no quita que los amantes de este tipo de juegos puedan disfrutar de otros del género que si bien no están a la altura (ni lo intentan) sí que ofrecen variantes jugables que aportan algo diferente e incluso complementario a esa experiencia GTA. Este es el caso de Sleeping Dogs.

Ambientado en una maravillosa Hong Kong, creada con todo lujo de detalles y gran extensión de mapeado, Sleeping dogs es un juego que sin querer desbancar, asimila todas las fórmulas del género, las retoca e incluso las mejora en algunos casos, dando como resultado un juego muy completo que deja un gran sabor de boca a quien busque algo más del estilo antes de que salga GTA V.

Gráficamente estamos en un juego un tanto extraño. Muy luminoso, casi que hasta los personajes brillan, posee una ambientación amigable que no logra captar toda la oscuridad de las triadas y los callejones en donde transcurre gran parte de la acción. Eso unido a una ciudad resultona y correcta pero sin grandes estampas que se queden grabadas en la retina, dan como resultado un aspecto gráfico correcto pero sin alardes que intenta suplirse con un extensísimo mapa y una gran jugabilidad.

Es en esta jugabilidad donde se notan las fuentes del título. Existen infinidad de misiones secundarias que realizar, objetos que buscar, ropa o vehículos que comprar, peleas que ganar y sobre todo dos tipos de misiones principales: de policía o de miembro de la tríada. El punto fuerte del juego son sin duda este tipo de misiones, extremadamente divertidas, variadas, entretenidas y que en ningún momento se hacen pesadas. Y lo notaréis cuando las repitáis para conseguir las mejores puntuaciones. Comenzando como un matón de barrio y escalando tanto en importancia como en espectacularidad, estas misiones narran una historia muy bien hilada y profunda, perfecta para cualquier película del género, que mantiene enganchado hasta el final. Y todo ayuda, tanto el carisma del protagonista principal como el de los secundarios, todo creíble y muy bien narrado, que te permite empatizar con los mismos y disfrutar al máximo con la historia.

Una vez se ha planteado una gran historia viene el momento de la ejecución y este es otro de los puntos fuertes del título. Las peleas beben del estilo de los Batman Arkham, si bien no tan excepcionalmente pulida, pero que las hacen muy divertidas. Posee además multitud de combos desbloqueables que permiten añadir cierta complejidad al título, sobre todo teniendo en cuenta que no existen demasiadas armas de fuego y su uso no es muy recomendable. La exploración y el movimiento por los escenarios es fluido, permitiendo subir y bajar obstáculos con bastante soltura y, sobre todo, la conducción es todo un lujo con la infinidad de vehículos disponibles y la multitud de sensaciones propias de cada uno. Mención especial en este punto a lo bien resuelto que está disparar mientras se conduce: todo un placer que hará que repitas estas misiones una y otra vez.

La música es una selección de temas que escucharemos en la radio de los vehículos, con lo que ni es un sistema novedoso ni resalta especialmente: funciona y listo. No hay mucho más que decir al respecto salvo que no notarás que falte nada o algo rechine. Lo que sí merece especial mención son los diálogos en inglés y chino que permiten una inmersión perfecta en el ambiente. Gracias por no traducirlo. Estoy absolutamente en contra de los doblajes pero en este caso más aún. Todo un acierto.

Hay que añadir además un sistema de logros completamente social, que permitirá compartir tus récords y puntuaciones con tus amigos lo cual, teniendo en cuenta que se regalaba en el ps plus, promete muchísimo vicio. Además expande la experiencia, pidiendo mil pequeñas cosas que necesitarás para lograr ese 100% que tanto gusta a los amantes de los trofeos.

En resumen es un juego que gusta y que se hace querer hasta el punto de hacerte jugar sin parar hasta conseguir el platino. No es el mejor en su género, de acuerdo, no destaca gráficamente ni en el aspecto sonoro, pero su jugabilidad, su carisma, su hong kong y lo divertido de sus misiones, le permiten ser un gran juego que promete muchas horas de diversión y que no decepcionará a quien se atreva a adentrarse en el mundo de las tríadas con él.

Desgraciadamente deja una sensación extraña al terminar. El final no termina de convencer y es una pena y en el fondo sientes que has disfrutado, sí, pero que en unos años ya no te acordarás de él. No es especial porque no será recordado con el cariño eterno de un Valkyria Cronicles, por ejemplo. Es un producto de usar y tirar. Lo disfrutarás como el que más, sí, pero al tiempo lo olvidarás como cualquier otra película palomitera de hollywood. Una pequeña lástima pero aun así absolutamente recomendable.

Puntuación: 7.5

viernes, 3 de mayo de 2013

Todos lo hemos hecho alguna vez, ¿verdad?

Empezaba describiendo la comitiva que salió del palacio de San Juan para San Jerónimo, el aspecto de este templo, la corte y su servidumbre, los obispos, los procuradores de las ciudades con voto en Cortes y los treinta títulos de Castilla que representaban la nobleza del reino. Luego venía el Magister ceremoniarum, el Indiarum Patriarca, el duque de Medinaceli (Cœlico-Metinensi dux) presidiendo a los nobles... «Concurrebant cortesani frailesque, decía el texto, milites cum morrione atque canonici cum piporro. Turbamulta sequebat guardiarum Corporis cum bandoleris, et damarum caterva inter mayordomos miscuebatur». Pintando al Rey, que en su trono presidía el acto, se expresaba Rodriguín en estos irrespetuosos términos: «Regium estafermum in throno posuerunt. Inmovilis tanquam sacus furfuris lascivis oculis circunspicebat danarum pectorem quasi nudum et caritas guapas». A Cristina y demás familia la nombraba en términos más irreverentes aún. «Venus Partenopea, graciositer fecebat perendengues inter caballeritos, dum tenera Isabella pendebat a nodrizæ mamellis. Dominus Francisquitus cum Carlota ejus sedebat in aureo rincone. ¡Oh quantum erat inflammata Carlota propter vinum!».

Un faccioso más y algunos frailes menos, capítulo XIII. Benito Pérez Galdós

jueves, 2 de mayo de 2013

150 años después


-Según eso es usted liberal...-Lo soy, sí, señor; soy liberal en idea, y deploro que el país entero no lo sea. Si no estuvieran tan arraigadas aquí las rutinas, la ignorancia, y sobre todo, la docilidad para dejarse gobernar, otro gallo nos cantara. El absolutismo sería imposible y no habría apostólicos más que en el Congo o en la Hotentocia. Por desgracia nuestro país no es liberal ni sabe lo que es la libertad, ni tiene de los nuevos modos de gobernar más que ideas vagas. Puede asegurarse que la libertad no ha llegado todavía a él más que como un susurro. Es algo que ha hecho ligera impresión en sus oídos, pero que no ha penetrado en su entendimiento ni menos en su conciencia. No se tiene idea de lo que es el respeto mutuo, ni se comprende que para establecer la libertad fecunda es preciso que los pueblos se acostumbren a dos esclavitudes, a la de las leyes y a la del trabajo. A excepción de tres docenas de personas... no pongo sino tres docenas... los españoles que más gritan pidiendo libertad entienden que esta consiste en hacer cada cual su santo gusto y en burlarse de la autoridad. En una palabra, cada español, al pedir libertad, reclama la suya, importándole poco la del prójimo...

Los apostólicos, capítulo XXVI, Benito Pérez Galdós