martes, 12 de noviembre de 2013

Cuánto daño ha hecho el coqueteo...

En cuanto a la frialdad de mi segunda carta, la explicaré por una de esas tonterías que hacemos las mujeres, engañadas del falso arte de amor que hemos aprendido en los libros. Se me puso entre ceja y ceja que debía emplear el jueguecito del desdén con el desdén, y ya ve usted qué mal me salió el meterme en tales dibujos. Escribí la carta fría, creyendo que él la contestaría con otra muy fogosa; la carta de él no pareció... creí que no quería más cuentas conmigo. Lo que padecí en largos meses, después de aquella fecha, sólo Dios puede saberlo... Aprendí entonces que en los casos graves de la vida, los disimulos y las comedias no traen nada bueno, y que siempre debemos proceder con rectitud, expresando lo que pensamos, y no desfigurando con artificios de mujeres vanas la verdad que sale de nuestro corazón.


Los Ayacuchos, capítulo X, Benito Pérez Galdós

No hay comentarios:

Publicar un comentario