martes, 19 de marzo de 2013

Adiós...y gracias

¿Te moverá el corazón, ingrato, a dar con algún modo de decirme que me quieres, antes de salir a dar este paseo? Pase lo que pase, de una cosa puedes estar seguro: no sobreviviré ni un día a nuestra separación definitiva. ¡Ay!, ¡soy una mala madre!; escribo dos palabras vacías, querido Julien; no las siento; en este momento, no puedo pensar más que en ti, no las he escrito más que para que tú no me condenes. ¿Qué sentido tendría disimular, ahora que me siento a punto de perderte? ¡Sí!, ¡mi alma podrá parecerte atroz, pero no voy a mentir al hombre que adoro! Ya he engañado bastante en mi vida. Ve, te perdono, si ya no me quieres. No tengo tiempo de releer esta carta. Me parece muy poca cosa pagar con la vida los días felices que he pasado entre tus brazos. Tú sabes que me costarán bastante más.


Rojo y negro, capítulo 20. Stendhal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario