Componíase tan noble concurrencia de guerrilleros navarros y aragoneses, y estaban discutiendo si seguirían hacia Manresa o se volverían a su país, pues ya la guerra se tenía por abortada. Cuando D. Jaime entró, oyó que decían: «Nos han engañado... nos han tendido un lazo. Esto es una farsa... Volvámonos a nuestra tierra». Algunos hablaban la jerga indefinible en la cual los éuscaros hallan gran belleza eufónica, y que la tendrá realmente cuando sea bello el ruido de una sierra
Un voluntario realista, capítulo XVIII, Benito Pérez Galdós
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