miércoles, 27 de marzo de 2013

ay esos grandes estrategas de antaño...

Como cualquier ser mediocre colocado por azar ante las maniobras de un gran general, Julien no entendía nada del ataque ejecutado por el joven ruso al corazón de la bella inglesa. Las cuarenta primeras cartas estaban destinadas a hacerse perdonar el atrevimiento de escribir. Había que hacerle contraer a tan dulce persona, que quizá se aburría mortalmente, el hábito de recibir cartas seguramente un poco menos insípidas que su vida cotidiana.

Rojo y negro. Segunda parte, capítulo 27, Stendhal

No hay comentarios:

Publicar un comentario