miércoles, 29 de enero de 2014

Fue bonito mientras duró

En los buenos tiempos ella le había agradecido la templanza de su carácter, la serena estabilidad de la que ella carecía y que de tanta yuda le había sido para salir del pozo en el que se encontraba cuando se conocieron. <<Tú me mantienes firme -le había dicho-, tú eres mi cimiento en la tierra>>.
Ahora esa tranquilidad, esa fortaleza que ella antes tanto valoraba, se habían vuelto contra él: ya no quería la casa que él le había entregado, ni la vida en paz que él había urdido para ella, para defenderla, según ella misma decía, de lo peor de su alma. Ahora volvía a las comparaciones con películas y a las citas literarias, quería asomarse al abismo, como si supiera lo que quería decir de verdad esa palabra, como si no hubiera contado siempre con la protección última del dinero de su familia, con la solidez de su clase.


En ausencia de Blanca, capítulo 9, Antonio Muñoz Molina


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